martes, 11 de mayo de 2010

Bellopuerto


El domingo 2 de mayo (como habitúo cada fin de semana), fuí en busca de un restaurante para pasar un rato agradable en mi propia compañia. En realidad, traia en mente probar algo poco común, y para cuando corría el medio día, estaba pensando en el restaurante hindú ubicado en la calle de Seneca, en Polanco de nombre Dawat. Pero confesaré que hacia un excelente día como para enclaustrarse en un lugar cerrado con temas de dioses de 6 brazos y música de shehnais y sitars y una decoración basada en indumentarias típicas de la India y Cachemira.

El día era soleado, se antojaba para estar cómodamente sentado en una terrazita al pie de una banqueta, con amplias sombrillas que cubrieran los potentes rayos de sol, tomando alguna bebida refrescante, en particular, traia la idea de un buen vino blanco, no sin antes degustar una buena "cubana" con cerveza pacífico. Las condiciones y mis deseos se conjugaban perfectamente en mi mente para comer mariscos.

Paseé por varias callecillas de Polanco, que como es costumbre los domingos estaba atestado de gente en los lugares que se han hecho ya de buena fama (muchos más por el ambiente y atmósfera del lugar que por la buena comida), muchas familias completas, grupos de amigos y parejas ya disfrutaban de sus platillos en los variados restaurantes y otros tantos se encontraban en las largas filas de espera. El Spuntino, todo a la parrila, no se veía mal pero demasiado lleno a mi gusto, La Cosa Nostra, todo un clásico, no pretendía comida italiana, Le Bouchon, El Prego, muchos, muchos que invitaban a simplemente "estar".

De pronto, en la esquina que hace una cuchilla en Julio Verne y Virgilio, se encuentra el Bellopuerto, y dije dentro de mi "este es el lugar", decoración nada pretenciosa, donde predomina el blanco, mesas a la orilla de la banqueta rodeada por una coqueta baranda de madera blanca, muchas personas ocupando las mesas, música agradable a buen volumen...

- Mesa para uno por favor - Le gustaría comer en la barra? - No, gracias, no me gustaría - Mmm, ok, la lista de espera es de aproximadamente 30 min - Ok, espero. Gracias. -

Efectivamente, 30 minutos más o menos pasaron para poder hacerme de una mesa. No buena, estaba justo a un lado donde los meseros llegaban a "picar" una pantalla touch screen para registrar los pedidos. Tardarían unos 15 minutos en atenderme, no empezamos bien. Pero de pronto el capitán hace su aparición y sale al rescate, la atención se empezaba a tornar buena.

Empezamos como pretendiamos, una cubana con pacífico. Al rato, una pequeña tazita de barro con cónsome de camarón como cortesía de la casa de buen sabor. La entrada, un carpaccio de callo de hacha, con trocitos de ajo dorado al centro que no lo recomendaría, a mi parecer muy congelado. Acompaño con copa de vino blanco de la casa, un rico vino ligero de buen sabor. Pido al capitán me recomiende el plato fuerte entre 2: cazuela de mariscos y filete de pescado "como en el Bellopuerto". El capitán recomienda la cazuela.

Preparada en una cazuela de barro de buen tamaño, con varios mariscos, como camarones, pulpo, calamar, almejas y pescado, sobre una cama de arroz, donde predominada una rica mezcla de vino blanco y ajo. Rica, buena recomendación del capitán, pero NO ERA COMIDA GRANDIOSA.

El postre, tapioca en salsa de coco con helado de piña... no merece ningún comentario.

Cerré con los típicos "carajillos", mi digestivo habitual... Una buena tarde de domingo, en un lugar agradable pero, sin comida grandiosa.

Esperemos a la próxima cacería de comidas grandiosas...

Eloy Simán

2 comentarios:

  1. No subestimes el poder de la barra, siempre será mejor que enterarte de todas las comandas.

    ResponderEliminar
  2. jajaja, lo tomaré en cuenta en mi siguiente visita cuando me ofrezcan barra.

    ResponderEliminar