Buenos cortes en Veracruz: El Cacharrito

Amigos mios...

Como lo leen en el título, ahora tuve la oportunidad de hacer un viaje relámpago a Veracruz y como saben de mi naturaleza exploradora de comidas grandiosas y aunque el antojo natural al estar en un lugar de costa es desear comer mariscos, yo decidí buscar un lugar de buenos cortes, pero además de eso, opté por este lugar debido a la recomendación que me hicieron de un postre. Sé que saben, los que poco a poco me han ido conociéndo gracias a este espacio, que NO me gustan los postres, pero bueno, mi labor es ir en busca de comidas grandiosas, sea dulce o salado, y como soy un profesional en la cacería de comidas grandiosas no tuve más opción que deleitarme con otros manjares, más allá de la recomendación de un postre. Les estoy hablando de El Cacharrito.

Sí mis queridos lectores, amigos entrañables que comparten conmigo el hecho de ir en busca de buenas, muy buenas comidas. Para los que van a Veracruz Puerto y/o Boca del Río (que son conurbados), y no tienen la insaciable e impetuosa necesidad de degustar mariscos, bien pueden escoger dirigirse a este restaurant que, debo decirlo, estando 9 meses en Sonora, probé, no sólo probé, devoré kilos y kilos de carne, la mejor carne del país, al grado de aumentar mi humanidad más de 13 kg de suculenta proteína, y El Cacharrito, establecido orgullosamente en Veracruz, tiene cortes que compiten con los que tuve la oportunidad de saborear en mi larga estancia en el estado de Sonora. En tacos, en burritos, en corte, no, no, no creo que sepan de lo que les estoy hablando, pero les voy a dar una idea: piensen en el mejor lugar de carnes al que hayan ido a comer en su vida. Ok? bueno, en Sonora, aaah! amo Sonora, ahí econtrarán la mejor carne que hayan probado en sus vidas, en cualquier "carreta" o "carrito" callejero de tacos. Sí, sí, piensen que estoy loco, puede ser que lo esté, pero no sabrán la verdad hasta que lo comprueben.

El hecho es que El Cacharrito en Boca del Río, Veracruz, ubicado en el blvd. Ruiz Cortinez, en la esquina donde se encuentra ubicado el Hotel Lois, tiene más que buenos cortes, además de que la atención, aspecto no menos importante, es muy buena.

Les diré, llegan a un lugar de cortes y buenos cortes, esperan ver todo lo relacionado con eso precisamente, pero en las entradas me encontré con pulpos a las brasas, Dios de mi vida!!!. Quiero explicarme lo mejor posible... Son 4 tentáculos enormes, asados perfectamente a las brasas, con una textura suave, nada chiclosa como muchas veces lo hemos comido, deja sentir un leve sabor a carbón, nada exagerado, una exquisitez total, al grado de no sólo pedir una vez sino dos veces el manjar tentaculoso del mar asado a las brasas. 100% recomendable.

La segunda entrada fueron unos chinchulines, vocablo que proviene del quechua ch'unchul y cuyo significado es intestino, o tripitas como las conocemos en México.. Doraditas, tiernas, cocidas a la perfección, acompañadas de tortilla de maiz, sin duda no es una comida para los poco aventureros. Ver un intestino delgado asado al carbón, puede parecer asqueroso para algunos pero creáme que el sabor es único. Si son arriesgados, pi-dán-los.

Ah, descanso, unos cuantos tragos de un buen vino, buena y amena platica y seguimos. Qué pedir? Bueno, a lo que venimos: los cortes. Así que el siguiente platillo fue la entraña o bien conocida en México como arrachera, pero, con la gran diferencia del sabor, textura y marmoleo. Explicaré para quienes se están iniciando en la cuestión de términos para describir los cortes, el marmoleo es la combinación de grasa y carne magra. Esta entraña posee, casi 2/3 de grasa por cada gramo de carne magra, perfectamente distribuida en delgadas capas que hacen de este corte una exquisitez, pero no en cualquier lugar, pero sí en El Cacharrito. Podría atreverme a decir que piden los cortes de Sonora.

Vamos, vamos pues a la recomendación de mi amigo, el postre. Plátanos flameados. Voy a explicar como déduje que hacen este delicioso, pegajoso y empalagoso manjar. Son plátanos machos maduros, cortados en finas rodajas y luego éstas cortadas a la mitad, se sumergen en aceite caliente hasta quedar fritas pero suaves, no tostadas. Después, en el mismo sartén quizás, las bañan con leche condensada, hasta cubrirlas, puede que agreguen un poco de ron o brandy, ingrediente que hace obligado el flameado, dejan que el flameado dore un poco la capa de leche condesada y hasta que se consume y listo para servir! Sí, me gustan los plátanos fritos con crema y queso, pero ésto me recordó a los plátanos que vende el "camotero" que pasa con su carrito que emite un silvído casi molesto, provocado por la presión del calor del calor que sube por un tuvo estrecho y se encuentra con una pequeña salida. Seguro algunos lo han escuhado cuando están en sus casas. Algunos acostumbran gritar "camoteeeeeeeeees". Bueno, estos personajes de la vendimia de comida callejera incluyen también plátanos machos asados a la leña, y los bañan con leche condensada. Creánme, son deliciosos. Y en el Cacharrito, con su receta original, también! Y no se me olvida el souffle de chocolate, simplemente delicioso, acompañado de helado de menta, uf! No se lo pierdan.

Saben con qué cerré? Aaaah, algunos habrán adivinado. Sí, con mi habitual digestivo, un carajillo.

Así que, buenas entradas, buen vino, Querubiel y Miguel del Valle de Guadalupe, BC, pulpos a las brasas, chinchulines, entraña, plátanos flameados, souffle de chocolate con helado de menta y carajillos, en Boca del Río, Veracruz, ¿qué tal eh?...

Espero que hayan disfrutado esta nueva publicación.

Seguiremos en la cacería de comidas grandiosas. Próximamente, no se lo pierdan, con nuevas aventuras culinarias desde el estado de Maryland, EU.

Hasta la siguiente publicación.